Los recientes casos de abuso infantil reflejados en la prensa venezolana, al ser cerradas las investigaciones y remitidos los indiciados al ministerio público, son un recordatorio constante de los muchos otros que permanecen abiertos tras ser denunciados y de aquellos que ni siquiera son conocidos. Niñas, niños y adolescentes siguen siendo vulnerables a sufrir agresiones que afecten su integridad física y emocional. Sus entornos más cercanos, que deberían resguardar su seguridad son precisamente los que sirven a sus agresores. Como el caso del abuelo Arnaldo José Medrano Páez que abusó sexualmente durante varios años de seis nietas en Caracas, todas menores de edad. O el de Freddy Gustavo Ávila Bolívar, de 66 años, que en Tacarigua, estado Carabobo fue acusado de abusar sexualmente de su sobrina y su nieta de 14 años de edad, el mes pasado. Madres y padres deben dar una educación básica para prevenir el abuso infantil y prestar más atención a las señales de temor y negación que expresan las criaturas frente a algunas personas, aunque sean familiares...
Sobre las condenas de estos delincuentes tras ser procesados, jurisprudencia de la Sala Constitucional con Sentencia N° 91 del 15/03/2017 estableció que no podrán otorgarse beneficios procesales ni fórmulas alternativas de cumplimiento de pena en el juzgamiento de delitos vinculados con violencia de género y contra niños, niñas y adolescentes. Además, la Sala Constitucional califica esos hechos punibles como "DELITOS ATROCES" que ocasionan un alto impacto social y constituyen graves violaciones a los derechos humanos...
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