Según
la Encuesta nacional sobre uso del tiempo ENUT 2019 y la cuenta satélite INEGI
de México, en promedio, las mujeres trabajan 6.2 horas más que los hombres.
Ellas dedican 31% de su tiempo para el trabajo remunerado y el resto para
trabajos en el hogar y producción de bienes para la vivienda. Mientras que
ellos 69% al trabajo remunerado y el restante para el hogar. Estos datos
incluyen niñas y niños de 12 años en adelante. Por su parte, la población
indígena trabaja 3.1 horas más que la no indígena. Destaca que cuando una mujer
se casa, pierde 7,3 horas de tiempo libre cada día, mientras que cuando el
hombre se casa, gana 2,9 horas. Más allá de las brechas de género que quedan
bien dibujadas en esta radiografía de Méjico, pero que pudiera ser similar a la
venezolana, estamos mirando evidencia científica de una forma de esclavitud o
servidumbre de la mujer sometida a la explotación colectiva de la
familia/sociedad como instituciones. Tal como ha sido históricamente, la
esclavitud impacta a la población más vulnerable. De allí que superar las
desigualdades causantes de la deshumanización actual requiere, por una parte, dejar
atrás, verdaderamente, el trabajo esclavo, no remunerado, ni reconocido y además,
que las mujeres y poblaciones vulnerables disfruten de todos sus derechos sin
los estigmas que suponen los roles de género tradicionales o modernos...
Mientras
la corrupción también profundiza la destrucción ambiental del país con la
mirada complaciente de las autoridades, el pueblo kariña asume las acciones climáticas
necesarias para evitar la destrucción de los recursos naturales venezolanos con
la empresa forestal indígena Tukupú en la selva Imataca...