-pexel en pixabay-Maternidad Ambivalente |
Para la socióloga australiana de estudios de maternidad Sophie Brock, la ambivalencia de la maternidad puede confundirse con coexistir, con la depresión o la ansiedad posparto. Pero no expresada o negada, puede aumentar el riesgo de una peor salud mental. Especialistas en psicología e investigadores coinciden en que en general la ambivalencia materna es normal y saludable.
La maternidad intensiva de hoy, distinta a la de cuatro generaciones atrás no tenían la presión de dar todo a su descendencia como ahora, que se espera que el tiempo, trabajo y recursos emocionales, mentales y económicos de las mujeres sea para hijas e hijos, sin dejar de tener un alto rendimiento en el trabajo y en sus relaciones.
La sobrecarga doméstica, el trabajo remunerado y la asistencia a los niños hoy, suele además estar condicionada a mostrar una actitud de Soy la madre perfecta y es muy fácil. Aunque eso esté muy lejos de ser verdad y se convierta en un factor estigmatizante que agrega presión, pero es otro tabú, de eso no se habla y suele vivirse aisladamente.
En general para las mujeres consultadas en la publicación, la maternidad era algo con lo que soñaban, pero algunas se atrevieron a admitir que, en realidad, no lo disfrutan tanto como quisieran. También se reconoce que es común sentir vergüenza y culpa por no sentirse satisfecha con la maternidad pero lo viven en silencio y con mucha autocrítica abonada por los juicios negativos del entorno. Descubrir que la maternidad no es un desempeño capaz de aportar felicidad todo el tiempo, tiene un gran impacto para la salud emocional femenina. Porque es otro cuento de hadas que no se parece a la vida real. Así que seguir sin hablar sobre la falta de sueño, la vergüenza, la rebeldía de hijos e hijas, la insatisfacción o el cansancio, no permite reconceptualizar el plan de madres trazado en la niñez. Es necesaria una actualización realista basada en la propia experiencia, que deje de lado las fantasías sociales sobre este aspecto de la vida femenina. En Venezuela hace falta no sólo hablar de estos temas, sino abordarlos con estudios serios que incluyan el impacto de emocional de llevar a término embarazos no deseados, porque todavía el aborto es ilegal y la educación sexual no es universal.